Hoteles destacados
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Visita la costa del sur de España con estos hoteles con jacuzzi en la habitación en Benalmádena para reservar online para una escapada o unas vacaciones románticas. Sea cual sea el motivo de tu viaje, alojarte en uno de estos alojamientos, con varios de ellos próximos a la playa, te permitirán acceder a una experiencia perfecta disfrutando con tu pareja.
Si prefieres otro lugar alternativo, sin playa, pero con más lugares turísticos que ver, puedes también encontrar alguno de los hoteles con jacuzzi en la habitación en Sevilla, otro lugar muy recomendable de Andalucía.
La Costa del Sol Occidental de España siempre será una excelente opción para desconectar de la rutina por unos días. Entre Málaga y Marbella, Torremolinos y Fuengirola está el encantador pueblo costero de Benalmádena. Aquí nuestra selección de alojamientos más especiales resultarán de lo más prometedores para aquellos que disfrutan del sol y de las playas que bordean el Mar Mediterráneo. Menos famoso que Málaga o Marbella, Benalmádena cuenta con una posición geográfica favorable que, junto a sus atractivos naturales, ha contribuido con el incremento del turismo. Es sin duda un destino ideal para relajarse con unas jornadas de playa sin tener que gastarse todo el presupuesto en destinos más caros.
El municipio de Benalmádena se extiende en una superficie de 27 km², que van desde la Sierra de Mijas hasta la costa del Mar Mediterráneo. Forma parte del área metropolitana de la Provincia de Málaga y en su territorio habitan poco más de 66.500 benalmadenses. Sus núcleos urbanos principales son el Arroyo de la Miel, Benalmádena Pueblo y Benalmádena Costa. Aunque los hallazgos arqueológicos confirman que hubo asentamientos humanos desde la Prehistoria, el mayor desarrollo de Benalmádena tuvo lugar durante la ocupación musulmana.
El actual núcleo urbano llamado Benalmádena Pueblo fue la antigua villa de esta localidad, ocupada por los árabes durante su dominación. Ruinas y algunas edificaciones que se mantienen en pie constituyen el recuerdo de aquella época de esplendor que se vio menguada por distintos desastres naturales que ocurrieron tras su incorporación a la Corona de Castilla, así como por la intensa actividad de los marinos corsarios. El predominio del color blanco en las edificaciones de esta zona recuerda a los visitantes por qué los pueblos andaluces son tan bonitos y excepcionales.
Entre las estructuras más destacadas, el Castillo de Colomares constituye uno de los atractivos más importantes de Benalmádena. Fue construido entre 1987 y 1994 por el galeno Esteban Martín y Martín en homenaje a Cristóbal Colón y su descubrimiento de América, reconocimiento que se sintetiza con la frase “Génesis de la Hispanidad” que reposa sobre uno de sus frisos. Luego las llamadas Torres vigías son otro atractivo arquitectónico de la ciudad. Se trata de tres fortificaciones (Torremuelle, Torre Quebrada y Torre Bermeja) que formaron parte del sistema de defensa del extinto Reino nazarí de Granada. Han sido restauradas y reconstruidas en varias ocasiones, pero aún conservan huellas de su pasado musulmán.
En la localidad del Arroyo de la Miel, la zona intermedia entre la costa y la Sierra de Mijas, se encuentra la bonita Plaza de España, coronada por un arco de piedra en su entrada principal. Su creación marca el origen de este asentamiento, hacia el siglo XVIII, cuando la zona sirvió de morada para los trabajadores de las fábricas de naipes que existieron en este municipio por entonces.
En cuanto al pasado más remoto de Benalmádena, la Cueva del Toro, descubierta en 1969, constituye el yacimiento más importante de la era prehistórica de este municipio, cuya existencia se remonta a más de 15.000 años. Los restos más importantes de estas y otras cuevas de Benalmádena se encuentran en el Museo Arqueológico de la ciudad.
Además de las estructuras antiguas y modernas, Benalmádena cuenta con hermosas calas y playas para el disfrute de los enamorados. Los más extrovertidos pueden visitar la playa de Benalnatura, una de las primeras playas nudistas de España. La Cala de la Mora, por su parte, guarda una leyenda según la cual a sus orillas iba una musulmana de “alta cuna” a esperar el atardecer a ver si en él encontraba a su amado y prohibido cristiano.